Los mármoles helenísticos de los Uffizi y sus muchos colores

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Los Uffizi poseen una notable colección de estatuas de mármol antiguas: hoy podemos contemplar estas figuras blancas en los pasillos y salas de la galería. Sin embargo, inicialmente, las obras tenían un aspecto muy diferente, porque eran muy coloridas.

En la última parte del siglo XVIII, las estatuas todavía tenían gran parte de su color original, pero los expertos en arte de aquella época estaban convencidos de que se el color se había añadido después, y que arruinaba el candor del arte griego y romano. En este período tuvieron lugar unas intervenciones con el ácido que elimnaron los últimos restos de policromía, donando a las estatuas su aspecto actual.

En los últimos años, la Galería de los Uffizi, en colaboración con el Departamento de Química de la Universidad de Modena y Reggio, ha tratado de averiguar, con medios avanzados de observación, lo que quedaba de estos colores, ahora no perceptibles para el ojo desnudo.

Los resultados han sido extraordinarios, y la siguiente etapa será la de difundir a un público más amplio la representación gráfica del aspecto original de las estatuas.

¿Qué es lo que se ha descubierto? A través del microscopio óptico y rayos X los investigadores han observado unos colores preciosos, obtenidos con lapislázuli y partículas de oro, además de otros muy intensos.

Los descubrimientos más importantes se refieren a la Venus de los Medici, probablemente la estatua de los Uffizi más querida por el público y los historiadores de arte. Durante su restauración, en 2012, se han descubierto grandes porciones de láminas de oro que cubrían el pelo de la diosa. La Venus se encuentra en la Tribuna desde hace unos siglos. Sin embargo, durante la conquista napoleónica, ella fue llevada a París, donde permaneció durante unos 12 años. A su regreso a Italia, un restauración demasiado invasiva, canceló el oro del pelo, que aparentemente en el siglo XVIII todavía estaba considerada una prueba de la alta calidad del trabajo. La Venus también tenía los labios de color rojo y los lóbulos de las orejas perforados, entonces unos pendientes. Era una obra diferente y mucho más realista de la que admiramos ahora en la Tribuna.

En resumen, la investigación científica y artística tiene todavía muchas cosas para revelar, y las obras antiguas tienen mucho que decirnos. Hoy en día, de hecho, sabemos que a menudo los escultores y los pintores colaboraban en estos trabajos, a diferencia de aquellos de la era moderna que competían entre ellos...

Gracias a los instrumentos de la ciencia podemos reconstruir lo que la historia ha quitado, y admirar en vivo lo que ha dejado.